West Coast Swing se originó en las décadas de 1940 y 1950 en la costa oeste de los Estados Unidos como una evolución del Lindy Hop, adaptándose a los estilos musicales suaves y relajados de la época. El baile ganó reconocimiento por su movimiento único basado en tragamonedas y la libertad de improvisación que ofrecía a los bailarines, lo que lo distingue de otros estilos de swing.
A lo largo de las décadas, ha evolucionado para adaptarse a las tendencias musicales modernas, lo que permite bailarlo con una variedad de géneros, incluidos blues, pop, R&B y éxitos contemporáneos. Su énfasis en la conexión en pareja, la interpretación musical y la adaptabilidad ha consolidado el West Coast Swing como un baile social querido y duradero que continúa cautivando a bailarines de todo el mundo.